Tómate este tiempo en silencio para que aprecies el peso de mis palabras.
Cada una pensada en mi cabeza solo para que me sientas en tu alma.

El regalo de saber que existes mantiene viva la esperanza del amor.

Eres mi instante preferido extendido por toda una eternidad,
un ángel viviente que inspira a diario mis pasos,
el día soleado y cálido en pleno invierno desolador,
el viento que me salva de la tormenta en alta mar,
la calma en medio de mis turbulencias depravadas,
el fuego que destruye sin piedad todo mal para después renacer en la sensibilidad.

Llega la noche,
cada noche en que no estás,
y me rindo ante el desvelo,
los ojos abiertos del insomnio sin encontrar mi paz.

Me urge el sentimiento de caer en tus brazos,
oír tu voz,
sentir tu presencia,
dormir respirando la extensión de tu cuello.

Acostumbrado a que mis palabras no den a basto para engendrar una visión literal de lo que siento por ti,
me retiro renunciando a todo lo que he dicho y solo declaro que eres perfecta,
que eres mi todo…

Y el único problema con ser mi todo, es que sin ti, yo sería nada.